Hay niños que pueden llegar a la adolescencia sin requerir dicho procedimiento, siempre y cuando miccionen sin dificultades y molestias.
Una de las situaciones más habituales que afrontan los varones desde su nacimiento tiene origen en su órgano sexual, esto consiste en el “encierro” del glande en una capa plegable de piel conocida como prepucio.
El problema inicia cuando el niño alcanza los 5 o 6 años y esta capa no se retrae naturalmente, es entonces que termina generándose una fimosis, enfermedad que se da cuando el prepucio es muy estrecho y no permite que la cabeza del pene ascienda.
“La circuncisión en recién nacidos no es de rutina”, sostiene el especialista en urología de la Clínica Urológica Avanzada UROZEN, Dr. Juan Pablo Cruzado, quien también señala los siguientes beneficios de esta intervención:
1· Disminuye el riesgo de infecciones urinarias en el niño: Al evitar la acumulación de esmegma y orina, es más fácil mantener limpio el glande y así resulta menos probable que se produzcan infecciones.
2· Mantiene una higiene adecuada: Sin una buena limpieza, la envoltura del prepucio se convierte en el lugar perfecto para que bacterias dañinas logren desarrollarse.
3· Intervención de bajo riesgo: Existen dos tipos de procedimientos, el tradicional que puede durar 30 minutos, aproximadamente, y se realiza con anestesia local e instrumentos quirúrgicos. Mientras que en la operación con láser el corte es mucho más rápido y limpio, lo que genera menor inflamación.
4· Existe menor riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual en etapa adulta: La sífilis, gonorrea e inclusive el VIH son ligeramente más frecuentes en personas no circuncidadas, sin embargo, ello no quiere decir que las evite.
“Si los padres se encuentran frente a un caso de picazón, secreciones o ardor en la zona genital del niño o si el menor sufre recurrentemente de infecciones, es necesario acudir al médico, pues posiblemente requiera de una operación por fimosis”, finalizó el especialista.
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