La papa, el tubérculo milenario que cultivaron nuestros Incas ha sido propuesto por expertos alimentarios en Estados Unidos, como un arma milenaria para enfrentar el hambre y la pobreza que afecta al Mundo en momentos de crisis. 

La papa, el tubérculo milenario que cultivaron nuestros Incas ha sido propuesto por expertos alimentarios en Estados Unidos, como un arma milenaria para enfrentar el hambre y la pobreza que afecta al Mundo en momentos de crisis. 

El suplemento "Campo" del diario "El Mercurio" reproduce una publicación firmada por la periodista Elizabeth Rosental del New York Times, quien señala: "Con gobiernos que enfrentan problemas para alimentar un creciente número de pobres y con los precios de los granos con grandes alzas y caídas, los expertos alimentarios están proponiendo una nueva solución para la crisis alimentaria global: comer más papas".

Agrega que granos como el trigo o el arroz han sido por largo tiempo las bases de la dieta en la mayor parte del mundo y la principal herramienta de ayuda alimentaria. Ahora, un número creciente de científicos, nutricionistas y especialistas en ayuda humanitaria están convencidos de que las papas deberían jugar un rol mucho más importante para asegurar el abastecimiento de alimentos en los países en vías de desarrollo.

Aun antes de la aguda alza de precios de comienzos de este año, gobiernos de países desde China a Perú o Malawi han comenzado a impulsar tanto el cultivo como el consumo del tubérculo como una forma de fortalecer la seguridad alimentaria y aumentar el ingreso de las zonas rurales.

De hecho, en China la producción subió en 50% de 2005 a 2007, y el gobierno ha llamado a las papas "un camino para salir de la pobreza".

Una década atrás, la inmensa mayoría de ellas se cultivaban en el mundo desarrollado, principalmente en Europa y las Américas. En la actualidad, China e India, ninguna de ellas un gran consumidor de papas en el pasado, tienen el primer y tercer lugar, respectivamente, de la producción mundial de este tubérculo. En 2005, por primera vez, los países en desarrollo generaron la mayor parte de la producción mundial de este producto.

Las papas son una buena fuente de proteína, almidón, vitaminas y nutrientes como el zinc y el hierro. Como cultivo, requiere de menos energía y agua para crecer que el trigo, y demora sólo tres meses desde que se siembra hasta que se cosecha. Debido a que son pesadas y tienen dificultades para ser transportadas, generalmente no se transan en los mercados financieros globales, haciendo su precio menos vulnerable a la especulación. Además, casi no son usadas para producir biocombustibles, por lo que mientras los precios de los granos dieron un salto, los de las papas permanecieron estables.

Además, la productividad puede ser fácilmente incrementada en gran parte del mundo, pues es cultivada en forma ineficiente y en pequeñas superficies.

En los países pobres, las cosechas de papas todavía son relativamente bajas, entre una y cinco toneladas por hectárea, menos del 15 por ciento de la cosecha en el mundo desarrollado. (Tomado de la revista Campo)

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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