Tienen hasta pollería: Conoce a los “chefs” del penal de Lurigancho

En el centro penitenciario de Lurigancho también hay emprendedores y prometedores chefs. Walter Figueredo buscó dejar atrás el delito y resocializarse abriendo una pollería en el recinto carcelario.

Tras obtener los permisos de ley, se las ingenió para instalar una máquina para hacer pollos a la brasa. “Cuando éramos 12 mil (internos) yo me vendía 200 pollos, sólo en tres visitas”, comentó al programa “Veinte Lucas” de www.frecuencialatina.com.pe.

Figueredo comentó que ahora se ha convertido en el sostén de su familia, aunque en el pasado la historia era diferente pues lo apoyaban con dinero desde fuera.“Mi máquina tira 24 pollos, aquí no hay delívery, hay puro techo, mandamos el pollo en ascensor con cordel. Aquí no me traen plata de afuera, de aquí sale todo. Antes era lo contrario, ahora yo saco plata para afuera (sus hijos). Me faltan cuatro años para salir y mi meta es abrir pollerías afuera, se llamará Walters”, comentó.

Abel es otro interno que se dedica a la cocina en el recinto carcelario. Reparte comida tipo gourmet a aquellos que sí pueden pagar por comer bien. 

“Uno no valora la libertad hasta que la pierde, ya tengo 10 años acá. Retomaría el sueño del restaurante propio, en diez años que pase aquí, ya tengo muchas cosas. Aunque dicen que uno sale peor de lo que entró, eso no es cierto”, comentó.

Miguel Ángel es uno de los cocineros del penal y muchos agradecen que el nivel y el sabor de la paila mejore. “Estoy full pilas para cambiar y trabajar afuera, por ahora cocino aquí y me estiman”, comentó. 

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