Las erupciones en la piel, sobre todo en el rostro, son los síntomas más evidentes de viruela del mono (también conocida como viruela símica o del simio), que nuevamente ha activado alertas sanitarias debido a la confirmación de casos en Europa y Norteamérica.
Esta enfermedad no es reciente, pues el primer diagnóstico ocurrió en 1970 en la República Democrática del Congo (África), sin embargo, a la fecha no tiene tratamiento ni vacuna.
La viruela del mono es una zoonosis viral rara, es decir, una enfermedad provocada por un virus transmitido de los animales a las personas, que produce síntomas parecidos a la viruela, a menor gravedad.
Según la OMS, en los últimos años se ha convertido en el ortopoxvirus más importante. La viruela símica fue detectada por primera vez en humanos en Congo en 1970 en un niño de nueve años. Desde entonces, la mayoría de los casos proceden de regiones rurales de la selva tropical de la cuenca del Congo y el África occidental, en particular de la República Democrática del Congo, donde se considera endémica.
Entre 1996 y 1997 se produjo un importante brote en ese país y, a la fecha, sigue apareciendo esporádicamente en algunas partes centrales y occidentales de la selva tropical de, al menos, diez países de África.
En el 2003, hubo casos en Estados Unidos y esa fue la primera vez que se detectó esta enfermedad fuera del continente africano. Posteriormente, en 2017, Nigeria sufrió el mayor brote luego del último caso registrado, 40 años atrás.
Es por ello que los casos detectados en España, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos han activado una alerta de preocupación. Y, aunque no haya pacientes con este diagnóstico en el Perú, el Ministerio de Salud declarará una alerta epidemiológica para establecer medidas preventivas.
En los animales
Los animales que han sido detectados como reservorios del virus han sido ardillas y arborícolas, ratas gigantes de Gambia, ratones de cuatro franjas, lirones enanos africanos y primates.
Los casos graves de viruela del mono se producen con mayor frecuencia entre los niños y su evolución depende del grado de exposición al virus, el estado de salud del paciente y la gravedad de las complicaciones.
La tasa de letalidad (personas afectadas) ha sido inferior al 10% en los eventos documentados, según la OMS. La mayoría de muertes se produce en niños pequeños y, en general, los grupos de edad más jóvenes parecen ser más susceptibles a la viruela símica.
Si bien no hay tratamiento ni vacuna para esta enfermedad, la vacunación contra la viruela previa ha resultado también muy eficaz para prevenir la viruela del mono (Monkeypox), aseguró la organización de salud.
¿Cómo se transmite la viruela del mono?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la infección se produce por contacto directo con la sangre, los líquidos corporales, las lesiones de la piel o las mucosas de animales infectados.
En África, las infecciones humanas directas han sido producto de la manipulación de monos, ratas gigantes de Gambia o ardillas infectados. La información clínica alerta que los roedores son el principal reservorio del virus. Por ello, un posible factor de riesgo es la inadecuada cocción de la carne de animales infectados.
La transmisión secundaria (de persona a persona) puede producirse por contacto estrecho con secreciones infectadas de las vías respiratorias o lesiones cutáneas de una persona infectada. Asimismo, se ha detectado riesgo de contagio por el uso de objetos contaminados con los fluidos del paciente o materiales de la lesión.
La transmisión se produce principalmente por gotículas respiratorias, generalmente tras prolongados contactos cara a cara con el paciente, lo que expone a los miembros de la familia de los casos activos a un mayor riesgo de infección, refiere la OMS.
La infección se transmite asimismo por inoculación o a través de la placenta (viruela símica congénita).
Hasta la fecha, según reporta la OMS, no se ha podido demostrar que la transmisión de persona a persona por sí sola pueda sostener la infección por el virus de la viruela símica (monkeypox) en los seres humanos.
Por su parte, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) advirtió que los casos detectados están vinculados con pacientes que se identifican como hombres homosexuales y bisexuales. Es por ello que la entidad de salud recomendó que -especialmente- la población gay esté atenta a «cualquier erupción inusual o lesiones similares a ampollas», principalmente, en sus genitales.
La UKHSA informó que la viruela del mono no se ha descrito previamente como una infección de transmisión sexual, aunque puede transmitirse por contacto directo durante las relaciones sexuales. «También se puede transmitir a través de otro contacto cercano con una persona que tiene viruela del simio o el contacto con ropa o ropa de cama usada por una persona que tiene la viruela del simio».
¿Cuáles son los síntomas de viruela del mono?
El periodo de incubación (intervalo entre la infección y la aparición de los síntomas) de la viruela del mono suele ser de seis a 16 días, aunque puede variar entre cinco y 21 días.
La OMS señala que la infección puede dividirse en dos periodos: el periodo de invasión y el de erupción cutánea.
El periodo de invasión (entre los días 0 y 5) está caracterizado por fiebre, cefalea intensa, linfadenopatía (inflamación de los ganglios linfáticos), dolor lumbar, mialgias (dolores musculares) y astenia intensa (falta de energía).
El periodo de erupción cutánea (entre 1 y 3 días después del inicio de la fiebre) cuando aparecen las distintas fases del exantema (erupciones en la piel) que, por lo general, afecta primero al rostro y luego se extiende al resto del cuerpo como palmas de las manos y pies.
Además de lesiones de basa plana (maculopápulas), se pueden presentar ampollas llenas de líquido, pústulas y las subsiguientes costras se produce en unos 10 días. La eliminación completa de las costras puede tardar hasta tres semanas. En ese caso, los pacientes podrían sufrir afectación en mucosas de la boca, genitales o incluso globo ocular.
¿Cómo se realiza el diagnóstico médico?
El diagnóstico definitivo de la viruela símica solo se puede establecer mediante pruebas de laboratorio. Las muestras de sangre o suero no proporcionan resultados concluyentes debido a la corta duración del proceso de infección.
Es por ello que la OMS recomienda que las muestras óptimas para el diagnóstico son las procedentes de las lesiones: frotis del exudado de las lesiones vesiculares o de las costras guardados en un tubo de ensayo seco, estéril, sin medio de transporte para virus y en frío.
Para interpretar los resultados de las pruebas es esencial que junto con las muestras se aporten datos sobre: a) la fecha aproximada de comienzo de la fiebre; b) la fecha de inicio de la erupción cutánea; c) la fecha de obtención de la muestra; d) el estado actual del paciente (estadio de la erupción cutánea), y e) su edad.
Al realizar el diagnóstico clínico se deberán tener en cuenta los elementos que la diferencian de otras enfermedades exantemáticas como la viruela, la varicela, el sarampión, las infecciones bacterianas de la piel, la sarna, la sífilis y las alergias medicamentosas.
Algunos pacientes presentan linfadenopatía grave (inflamación de los ganglios linfáticos) antes de las erupciones. Ese signo característico de la viruela símica permite diferenciarla de otras enfermedades similares.