Solano adelantó que el contrabando limítrofe será uno de los puntos más importantes de la agenda de trabajo para la reunión del Comité de Fronteras Binacionales, que se efectuará en mayo próximo.
"Estamos trabajando en ello. En los próximos dos meses el comité se reunirá en una zona de nuestra larga frontera conjunta y veremos este asunto del contrabando que afecta a los dos países", añadió Solano.
El diplomático boliviano dijo que existen instrumentos que aún no han sido implementados en ambas naciones, además de que falta determinar la infraestructura, la logística y el personal especializado para facilitar las exportaciones e importaciones conjuntas.
Solano dijo que el intercambio comercial legal entre Perú y Bolivia asciende a 600 millones de dólares, cifra que el contrabando fácilmente puede cuadriplicar.
"Este problema afecta a los intereses de los dos países y el contrabando, al ser una actividad ilícita, merma nuestras exportaciones legales. Por eso hay que combatirlo, tanto en la parte administrativa como en la legal", añadió.
El embajador indicó que debido a la larga frontera binacional, de 1.130 kilómetros, y con largos tramos de tierra inhóspita, a través del altiplano y hasta la Amazonia, "es muy complicado controlar el contrabando".
"Muchas veces muy fácilmente se plantea en teoría, pero en la práctica es muy difícil hacer el control respectivo", dijo. A lo largo de la frontera entre Bolivia y Perú se practica un contrabando en gran escala con transportes de carga, así como el denominado "hormiga".
Desde Bolivia hacia el Perú, el embajador dijo que ingresa de manera ilegal combustible (gas licuado, diesel y gasolina) a bajo precio, así como harina de soya y artículos de primera necesidad.
A mediados del año pasado, Bolivia militarizó por un tiempo el puente Internacional de Desaguadero, uno de los puntos principales para el ingreso de mercancías legales. Solano manifestó que las relaciones entre el Perú y Bolivia se encuentran dentro de un marco "regular y continuo".