¿Te imaginas resolver en minutos lo que antes tomaba meses? Científicos que trabajan con GPT-5, el nuevo modelo de inteligencia artificial de OpenAI, ya lo están logrando.
Este sistema está impulsando el descubrimiento científico al acelerar la generación de hipótesis, el análisis de datos y hasta la resolución de problemas centenarios.
Este avance se divulgó a través de un paper difundido esta semana por la empresa creadora de ChatGPT.
Salud y biotecnología: experimentos en tiempo récord
En biología, GPT-5 ha sido clave para entender el comportamiento de las células inmunes. Investigadores que llevaban meses sin respuestas sobre cambios en células T encontraron la solución en minutos gracias a GPT-5.
El modelo no solo propuso una teoría, sino también el experimento para probarla, logrando resultados concretos.
Además, ayudó a mejorar la eficiencia de las terapias CAR-T, utilizadas en tratamientos contra el cáncer, al predecir cómo optimizar la creación de estas células.

Matemáticas: problemas sin resolver, ahora resueltos
GPT-5 también ha impactado en campos como las matemáticas y la informática teórica. Un ejemplo notable es la solución del problema n.° 848 de Erdős, un enigma de teoría de números que llevaba décadas sin respuesta.
El modelo aportó la idea clave para completar la demostración, validada por matemáticos humanos.
Incluso ha generado esquemas de prueba en minutos que normalmente tomarían semanas, permitiendo a los expertos centrarse en la verificación final.
IA como aliada, no como reemplazo
GPT-5 no trabaja solo. Funciona mejor en colaboración con científicos que formulan preguntas, guían la exploración y validan los resultados. La IA aporta velocidad, nuevas conexiones y análisis en paralelo, acelerando el proceso creativo.
Una función destacada es su capacidad para buscar información relevante incluso en otras lenguas o en fuentes poco accesibles, identificando relaciones conceptuales profundas que pueden pasar desapercibidas para una búsqueda convencional.
¿Y sus límites?
GPT-5 no es perfecto. A veces puede inventar datos o seguir caminos erróneos si no se le orienta bien. Por eso, la supervisión humana sigue siendo esencial. Sin embargo, los avances actuales muestran que esta tecnología ya está cambiando la forma en que se hace ciencia, reduciendo drásticamente los tiempos de trabajo y aumentando la productividad.
“Lo que antes requería seis meses y dos postdoctorados, ahora puede hacerse en seis horas”, comentó un investigador en física.
