A día de hoy, resulta difícil imaginar cómo sería ver tus series favoritas sin usar el botón «Omitir introducción». En Netflix, en un día normal, se producen 136 millones de pulsaciones del botón «Omitir introducción», lo que supone para los suscriptores un ahorro de tiempo acumulado ¡de 195 años!
Pero hace seis años, ese botón era tan solo una idea. En Netflix siempre estamos buscando la manera de mejorar; de ahí que un buen día, un grupo de ingenieros y yo estuvimos hablando sobre cómo ayudar a los suscriptores a disfrutar al máximo de su experiencia con Netflix.
Fue uno de esos momentos que te encantan, como sucede con una escena de acción alucinante, la revelación de un gran misterio, un giro inesperado increíble o un chiste que te hace mucha gracia.
De esa conversación surgió la idea de añadir botones para avanzar y retroceder a saltos de 10 segundos. El motivo para ofrecer un retroceso de 10 segundos era obvio: por si te despistas y te pierdes lo que acaba de pasar.
Pero ¿para qué querría nadie avanzar 10 segundos?
Pues tal vez para saltarse la cabecera de la serie, y no se nos ocurría ninguna otra razón de peso.
Por aquel entonces, yo estaba viendo Juego de tronos, cuya cabecera se hizo célebre por lo larga (y bonita) que era. Estaba tan enganchada a la serie que quería saltarme la cabecera y meterme de cabeza en la historia. Era frustrante tener que adelantar manualmente hasta el momento exacto: a veces me pasaba y a veces me quedaba corta. Me pregunté si habría más gente en mi misma situación.
Hicimos un estudio y descubrimos que, en aproximadamente el 15 % de los casos, los suscriptores adelantaban manualmente la serie en los cinco primeros minutos. Eso nos confirmó que había mucha gente que quería saltarse la introducción.
En vez de diseñar una función genérica que pudiera servir para varias situaciones —como un botón para avanzar 10 segundos—, optamos por una solución que hiciera una sola cosa, pero que la hiciera muy bien.