Guillermo Rossini, quien hoy falleció a los 93 años, fue una de las figuras más queridas del humor peruano, con más de seis décadas de carrera en televisión y radio.
Su estilo inconfundible de imitación y humor directo lo convirtió en un rostro entrañable para varias generaciones, dejando una marca imborrable en el entretenimiento nacional.
Tras su reciente partida, recordamos cronológicamente su vasta trayectoria artística, desde sus inicios en la pantalla chica hasta su consagración como voz icónica en la radio.
En la década de 1960 Rossini dio sus primeros pasos en la comedia gracias a Augusto Ferrando, quien lo invitó a participar en el famoso concurso televisivo “Trampolín a la Fama”. Al ganar entre un centenar de concursantes, el joven imitador inició así su camino a la fama.
Este triunfo le abrió las puertas de la radio, donde comenzó imitando a políticos de la época, y poco después debutó en televisión formando parte de Teleloquibambia, el primer programa cómico de la TV peruana.

Aquella temprana experiencia le permitió pulir su talento humorístico y sentó las bases de lo que sería una carrera prolífica.
Durante los años 70, Guillermo Rossini consolidó su nombre en la televisión humorística peruana. Ingresó a Panamericana Televisión en 1972 para conducir “El Tornillo”, un programa cómico pionero que se emitió hasta 1975.
Posteriormente, llevó su humor a la cadena estatal (canal 7) con “Estrafalario” (1976-1979), otro espacio emblemático de sketches cómicos. Junto a otros grandes actores de la época, Rossini brilló en estos programas considerados pioneros del humor televisivo peruano, ganándose el cariño del público con sus carisma y versatilidad en distintos personajes.
Su paso por el programa cómico más sintonizado de los 80
El gran salto a la fama masiva llegaría en la década de 1980 con “Risas y Salsa”, quizás el programa humorístico más recordado de la televisión peruana de entonces. Rossini fue uno de los principales artistas de este show y permaneció en su elenco por más de dieciséis años.
En Risas y Salsa protagonizó imitaciones memorables; de hecho, realizó la primera parodia de un político en la TV peruana, al imitar al ministro Alfonso Grados en plena época de auge del programa.
Su habilidad para encarnar a figuras públicas con picardía pero respeto le ganó aplausos y consolidó su fama nacional durante los 80, convirtiéndolo en un referente del humor televisivo.
Su amplia trayectoria en la radio
En los años 90, Rossini trasladó su talento a la radio sin dejar la pantalla. En 1994 fundó el exitoso programa radial “Los Chistosos” en RPP, acompañado por los también imitadores Fernando Armas y Hernán Vidaurre.
Durante casi tres décadas este espacio satírico alegró cada tarde a miles de oyentes peruanos, con Rossini al micrófono hasta su retiro en 2021.
La fórmula de Los Chistosos fue tan popular que incluso tuvo versiones televisivas bajo los títulos “24 Minutos” y “24 Minutazos”, llevando el humor político y costumbrista de la radio a la pantalla chica a inicios de los 2000.
Esta incursión multiplataforma demostró la vigencia de Rossini y su capacidad de reinventarse para nuevos públicos.
Su vida personal
A la par de su trayectoria artística, Guillermo Rossini mantuvo una vida personal estable y cercana a los suyos. Estuvo casado con Eloísa Effio desde 1969 y tuvo dos hijos, quienes fueron testigos de su dedicación al arte de hacer reír.
Su familia lo apoyó en cada etapa; de hecho, su hijo Coco Rossini fue quien comunicó a los fans la noticia de su fallecimiento a través de las redes sociales, un gesto que muestra el fuerte lazo familiar que rodeó al artista.
En más de una ocasión, Rossini celebró sus logros rodeado del cariño de esposa, hijos y nietos, reforzando el aspecto humano detrás del personaje público y asegurando que su legado también perdure en su círculo familiar.
La huella que deja Guillermo Rossini en la cultura popular peruana es profunda. Fue pionero en la imitación humorística de figuras políticas, llevando a la radio y TV un estilo de sátira accesible y popular que rompió moldes.
Compañeros de generación y discípulos destacan su profesionalismo y versatilidad para adaptarse a distintas eras del humor, mientras el público lo recuerda como una presencia constante que supo arrancar sonrisas incluso en momentos difíciles.
Rossini se retiró de los escenarios en mayo de 2021, tras más de 60 años de actividad ininterrumpida, expresando sentirse plenamente satisfecho con lo entregado a su audiencia.
Su partida en 2025 deja un vacío incalculable en el entretenimiento peruano, pero su legado perdura en la memoria colectiva: las risas que generó y el camino que abrió para futuros comediantes seguirán vivos como el mejor homenaje a su trayectoria.
